El éxito de Popeye, primero en los cómics y después en los dibujos animados, había dejado a casi todos los estudios de Hollywood con ganas de hacer una película de imagen real. Al final fue Disney la que apostó por trasladar al marinero creado por Segar a la gran pantalla. Y lo hizo sin reparar en gastos. Con un presupuesto de 20 millones de dólares contó con Robert Altman como director, Robert Evans como productor y Robin Williams como protagonista. Se dice que la marihuana y la cocaína estaban siempre cerca de Altman y que estos psicotrópicos tuvieron mucho que ver con el tono de una pelicula demasiado compleja para los más pequeños y demasiado simple para los adultos. Una película que hace gala, eso sí, de grandes interpretaciones y de unos de los decorados más caros y con más detalle nunca construidos. Los resultados en taquilla no fueran tan malos como en un principio podía esperarse, pero la carrera de su director estuvo a punto de acabar aquí. Afortunadamente no fue así y Altman pudo legar a la historia del cine en concreto y del arte en general obras maestras como Short Cuts (1993) y Gosford Park (2001).
hasta completar aforo. Las entradas comenzarán a repartirse en el Punto de Información del museo desde una hora antes (18h)