El Consejo Internacional de los Museos (ICOM) reconoció en su Carta de Shanghai de 2002 que había museos que reunían y cuidaban del patrimonio inmaterial de la Humanidad y no sólo de los objetos que había producido a lo largo de su historia. Un año antes, sin embargo, la Diputación de Valencia había inaugurado el Museu Valencià de la Il·lustració i de la Modernitat (MuVIM): un museo que quería preservar y dar a conocer las ideas y valores que habían hecho posible el mundo moderno, empezando por aquella auténtica revolución de la mente que supuso —en los siglos XVII y XVIII— el movimiento intelectual y político que conocemos con el nombre de Ilustración.
Las ideas tienen el poder de cambiar el mundo, dada su gran capacidad para incitar a la gente a actuar o reaccionar ante situaciones que considera intolerables
El MuVIM se definió, desde su nacimiento, como un museo de ideas. Pero esto no quiere decir que se trate de un museo consagrado exclusivamente a la preservación y promoción de un patrimonio estrictamente inmaterial. Porque las ideas —como decía el filósofo Isaiah Berlin— tienen mucho poder. Tienen el poder de cambiar el mundo, dada su gran capacidad para incitar a la gente a actuar o reaccionar ante situaciones que considera intolerables. Los cambios sociales, económicos y políticos que hicieron posible el tránsito de un mundo medieval, teocéntrico y feudal al mundo moderno —el nuestro— no se explican sólo por modificaciones en el ámbito de las condiciones materiales. Y la Exposición Permanente del MuVIM —denominada «La Aventura del Pensamiento»— está enteramente dedicada a explicar aquellas ideas que cambiaron no sólo el mundo, sino también nuestra forma de vivir y ver la vida.
La Exposición Permanente no es sólo una experiencia intelectual: también sensorial y emocional
Se trata de una exposición sin objetos ni textos explicativos vehiculada a través de las nuevas tecnologías de la información. Una sorprendente y arriesgada apuesta museográfica y comunicativa para explicar cómo ha evolucionado la sociedad occidental desde la Edad Media hasta la actualidad. Una experiencia no sólo intelectual, sino también sensorial y emocional, en la que podrás disfrutar entendiendo y entender disfrutando y que se puede realizar en cuatro idiomas: valenciano, castellano, inglés y francés.
Pero no sólo está la Exposición Permanente, sino que el ámbito de interés del museo le permite abordar —a través de sus exposiciones temporales— los progresos pero también los problemas del mundo contemporáneo, a través de todas las manifestaciones intelectuales o artísticas en las cuales se expresan los individuos del siglo XXI, que viven en un mundo económicamente globalizado y culturalmente interconectado.
Además de su faceta museográfica, el museo también despliega una ingente programación complementaria como conferencias, actuaciones musicales, ciclos de cine, jornadas y conferencias, talleres para público infantil o adulto y un largo etcétera. Todas las actividades —como también la visita a la Exposición Permanente— son gratuitas. En el vestíbulo del museo, además, se puede ver una maqueta que reproduce tridimensionalmente la ciudad de Valencia en el siglo XVIII, tal y como la dibujó el Padre Tosca. También se pueden visitar, al semisótano, los restos de una torre medieval.
Un museo diferente que no quiere dejar indiferente a nadie
Las actividades y exposiciones del MuVIM siempre ofrecen un valor añadido: son algo más que una muestra de objetos. Antes al contrario, se sirven de objetos para expresar ideas. Ideas que pretenden hacer pensar al visitante, incitarlo al debate, generarle dudas incluso. Dudas que le sirvan para entender mejor el mundo que le rodea, de manera crítica y no conformista.
Porque el MuVIM es, en definitiva, un museo diferente que no quiere dejar indiferente a nadie.