Es innegable la impronta política que el feminismo ha dejado en las sociedades avanzadas desde el último tercio del siglo XX. Entre otras cosas porque el feminismo ha sido y es un movimiento de reforma social cuyos objetivos —eso quedó claro hace tiempo— sólo pueden conseguirse a través de la acción política. Pero quizás ha llegado la hora de plantearse si hemos de conformarnos con aportar un sesgo o una perspectiva diferente a las formas habituales de entender y hacer política. ¿Es el feminismo una thin ideology que necesita amalgamarse con ideologías de grueso calibre, como la socialdemocracia, para resultar operativa? ¿Es un módulo más que se añade a los ya existentes (ecologismo, pacifismo, animalismo, etc.) en la ingeniería política actual? ¿O, por el contrario, ha llegado la hora de feminizar la política, es decir de cambiar la forma de gestionar los asuntos públicos partiendo de una perspectiva de género pero ampliando su radio de acción a todo el conjunto de la sociedad? 

► Pel·lícula: ‘El orden divino’ (Die göttliche Ordnung). Petra Biondina Volpe, Suïssa, 2017, VOSE, 96’

En 1971 las mujeres todavía no podían votar en Suiza. Nora es una joven ama de casa y madre de dos hijos que vive en un pequeño y pintoresco pueblo donde las noticias de las protestas por los derechos civiles, la revolución sexual y los movimientos contraculturales apenas son tema de discusión. Es una persona tranquila que cuenta con la simpatía general. Pero cuando su marido le prohíbe aceptar un trabajo a tiempo parcial la frustración le lleva a implicarse en la lucha por  el sufragio femenino más de lo que ella había previsto.