Habría que preguntarse dónde están las mujeres de la Historia del Arte y dónde y cómo están las de la vida cultural hoy. Porque lo cierto es que hay un ejército de musas disidentes que está produciendo y gestionando cultura y alimento intelectual —a veces en la sombra y a veces a contraluz— al que habría que prestar atención y espacio. Ellas, una suerte de «guerrilla girls» de la revolución tranquila y silenciosa, son ese futuro y presente en marcha esperanzador.