Berlanga no se acaba nunca
El director de cine Luis García-Berlanga Martí es una fuente inspiradora, inagotable, para editoriales, para cineastas, para programadores culturales, para museos como el nuestro...
Su producción cinematográfica, o su vida en general, es muy susceptible de ser narrada, interpretada, desde muchos puntos de vista. Y en ese sentido, la exposición Viva Berlanga! Una historia de cine, que ahora presenta el MuVIM, es una contribución al propósito de reforzar la presencia de Berlanga en la memoria colectiva e, igualmente, una aportación al conocimiento —desde un punto de vista riguroso y, si procede, crítico— de una figura tan trascendente en la historia de la filmografía.
Pero nuestro Museo también ha encontrado lugar para el retrato íntimo del personaje: en este caso, gracias a las imágenes atesoradas por El Flaco, uno de los artífices más valorados del panorama fotográfico en nuestro país.
Esta muestra, Berlanga por El Flaco, es una declaración de amistad intensa hacia el cineasta, surgida de los recuerdos de un fotógrafo que compartió con él momentos claramente imborrables. Así, los sentimientos se convirtieron en fotografías y ahora, con ocasión del Año Berlanga, aquellos recortes de vida salen de los cajones para evocar, en blanco y negro, a uno de los valencianos más universales del siglo XX y uno de los directores de cine que más nos han marcado.
Gracias a El Flaco, en el centenario del nacimiento del homenajeado, reencontramos un determinado Berlanga que, en buena parte, nos sorprenderá. Y es que, efectivamente, Berlanga no se acaba nunca.
Rafael Company, Director del MuVIM
Berlanga en València, por El Flaco
Siempre me transmitió buen rollo Berlanga. Su sonrisa sincera y su cordialidad y las veces que nos encontramos en todos estos años, nos acercó. Me hacía mucho caso cuando le pedía una foto y me daba todas las facilidades; incluso alguna vez me pidió que le hiciera alguna. Fue una gozada conocerlo de cerca y compartir su risa, su sana mala leche y su buen humor.
En 2004 preparé una expo para el Café Negrito (La gorra del Negrito), y cuando le expliqué para qué era la gorra que ahora le ofrecía, se la puso y posó con ella. “Espero que no me contagies los piojos de alguien a quien ya se la hayas puesto”, me dijo. El día de su cumple, en Peñíscola, le regalé una foto grande con Elia Kazan y, posteriormente, para su 80 aniversario, le envié a Madrid un paquete de fotos, hecho que he recordado estos días por una carta de agradecimiento que me escribió y que recuperé por azar.
Esta exposición empezó a gestarse, sin que yo fuera consciente de ello, cuando Luis murió en 2010. Busqué en mi archivo fotos antiguas para la cartelera Turia, supongo que para hacerle una necrológica en las redes, y me encontré con bastantes imágenes suyas. Más tarde, cuando revisé mi archivo analógico para la expo La València del Flaco, en La Nau, y revisando negativos de la Mostra de Cine de València, fui viendo a Berlanga por aquí y por allá.
Durante este último año de pandemia me han llegado muchos mensajes sobre las celebraciones de este centenario de Berlanga, así que un día decidí juntar todas esas fotos y ver si tenía material suficiente para hacerle mi propio homenaje a este amigo y gran personaje.
No está todo lo que hizo Berlanga en València en mis tiempos de fotógrafo. Por ejemplo, cuando lo nombraron Doctor honoris causa por la Universitat Politècnica de València, yo estaba en Cuba en el entierro del Che Guevara y de los demás guerrilleros que encontraron en una fosa de Bolivia. Me lo perdí por los pelos, porque sí que tengo una foto del día siguiente del nombramiento, durante una mesa redonda con actores secundarios de sus películas que moderó mi compañero Antonio Lloréns. Tampoco cubrí profesionalmente, porque no me lo pidieron, los años en que don Luis fue miembro del Consejo Valenciano de Cultura.
Al final de todo el proceso reuní 180 imágenes, de las cuales he seleccionado 80 fotografías: un breve recorrido de mi relación fotográfica con el personaje, que espero que os guste y que sirva para contribuir humildemente a recordar al inolvidable Luis García-Berlanga, quien nos ha enseñado a pensar, sufrir y disfrutar con sus grandes obras, claves en la historia del cine.
José García Poveda, El Flaco